En
este ensayo se analiza desde un punto de vista “periférico” algunos
tópicos de la “Guerra de las Ciencias y
la Tercera cultura”, de Álvarez, E. (2004). Se considera interesante el
tratamiento de esta temática, debido a
que permite una apertura en la discusión entre científicos y humanistas,
mediante un diálogo realizado desde una mirada integradora, que nos lleva a
replantear como fin último qué es considerado ciencia y la implicancia que esto
tiene en el desarrollo del conocimiento Latinoamericano.
Para
comenzar el análisis, es relevante el explicitar que se abordan estos
planteamientos con la finalidad de ser un aporte en la diversificación y
apertura de corrientes de investigación desde el conocimiento emanado de países
Latinoamericanos, el cual es menospreciado por la esfera científica dura, y
cuyas aportaciones pueden levantar nuevas líneas investigativas en diversos
ámbitos.
En
tanto, en la comunidad escolar lo expresado en este escrito permite mirar el
quehacer de la Educación científica más allá de un laboratorio, concepción
arraigada en el ideario de profesores (as) y estudiante, lo que lleva a repensar nuevas formas de hacer ciencia escolar que permitan a los
estudiantes ser partícipes activos de
procesos de cambio social.
El
texto a analizar fue seleccionado bajo el criterio subjetivo de coincidir con
el contenido del discurso expresado en
dicho documento, el cual da a conocer una visión analizable desde nuestra
perspectiva de la “La Guerra de las
Ciencias”.
Y
la decisión última de abordar este tema fue el de dar a conocer una escueta
reseña de Eurocentrismo y Colonialismo desde el contexto de la primera fuente.
Relación Comunidad científica/Sociedad.
Según
lo inferido del texto, la ciencia y
la sociedad mantienen una “relación” de conveniencia desde la primera, ya
que se sustenta en la “construcción
social en el sentido de que la clase de ciencia que se realiza tiende a
reflejar los intereses económicos, la creencia y las necesidades sociales
imperantes”. Se puede afirmar de lo expuesto, que la ciencia mantiene una relación
de autoridad y hegemonía tanto a nivel de los conocimientos como de la sociedad a nivel económico, educativo, de
salud, etc., justamente todos aquellos ámbitos en los que el ser humano busca el bienestar y desarrollo tanto personal como de las sociedades, los que están reducidos por los intereses de
los grupos de poder.
Es preferible hablar de “interacción” entre ciencia y
sociedad, desde nuestra periferia y según lo citado en el texto, correspondería a la instancia en la cual algunos científicos “comprometidos, conscientes de la trascendencia de su cometido respecto
de la sociedad en la que trabajan”
comienzan a divulgar sus trabajos; convirtiendo a la ciencia, según el autor, en
una “cultura pública” generando de esta forma la Tercera
Cultura[1]
.
En
tanto, se extrapola que la sociedad se beneficia de la ciencia -cuando
hablamos desde la vereda de la tercera cultura- cuando la ciencia se conecta
con ella, mediante la divulgación. En
frase del autor, la ciencia explica a las personas: “dónde les aprieta
el zapato”. En esta relación
ciencia/sociedad, ésta última es considerada por el autor como “dependiente de
la ciencia”, necesita tener acceso al conocimiento y resultados emanados de la
ciencia para lo cual es necesario un vínculo permanente, lo cual Álvarez
ejemplifica con los programas “Ciencia,
Tecnología y Sociedad” y “Programa
Fuerte”.
Pero,
esta “relación” ciencia/sociedad pasa también por el financiamiento que reciben
las investigaciones científicas por parte de “instituciones muy solventes”, como las define el texto. Este
financiamiento lo explicamos desde las grandes ganancias que recaudan estas
instituciones, en palabras de Álvarez “los editores encontraron un rico filón en
los trabajos de autores como C. Sagan, S. Howkins”, quienes son reconocidos
socialmente por su divulgación. Y en segundo término se puede afirmar que este financiamiento tiene
por finalidad la mantención de la hegemonía de la ciencia, quedando patente en
el texto como: “el conocimiento
científico viene envuelto de ideología (…) las instituciones que validan y afianzan
la ciencia evalúan la investigación basándose en las publicaciones en “revistas
de reconocido prestigio” con comités de lectura constituidos por expertos que
(…) se alinean y exigen alineamiento con los postulados ideológicos de los
editores”.
Pues
bien, se deduce que el rol de la comunidad científica es controlar lo que
es ciencia, lo que queda de manifiesto en la “Guerra de la (s) Ciencia(s)[2]”.
Pero además seguir manteniendo la lógica
hegemónica y de reproducción del conocimiento.
Actividad científica.
El
autor del documento analizado, se ve influenciado por la ideología anarquista;
lo cual puede conllevar a que sea invalidado por la comunidad científica, no
pudiendo publicar este escrito en revistas “prestigiosas”. Pero, puede ser
tomado como referente para construcción de conocimiento científico desde la
periferia.
En
esta investigación por lo demás, es posible identificar un sesgo editorial, en
tanto el autor apunta a la pluralidad de las ciencias y al vínculo entre
humanistas y científicos, concepción que sigue la línea editorial de La Cinta
de moebio. Además, sus conclusiones son positivas en tanto a la tercera cultura
y los artículos publicados en la revista
provienen de países de América Latina.
En el artículo Epistemología de la investigación social en América Latina,
se da cuenta de que el “reencuentro del conocimiento científico con
los otros saberes busca incorporar experiencias y conocimientos sociales
silenciados, marginados y desacreditados de los
pueblos, que en la epistemología positivista suponía una práctica
negativa”. Es así, como el
conocimiento científico dialoga
con expresiones distintas, no buscando su eliminación, sino que
reconociendo otras formas de
conocimiento que fueron subordinadas por
la razón europea.
El eurocentrismo se define como la producción del conocimiento en América
Latina “que se impone como la única racionalidad de validez universal en la
producción de conocimientos y se construye sobre el desplazamiento y
deslegitimación de otros modos de generación de saberes existentes”. Pero el panorama cambia abruptamente con el
desarrollo de las ciencias sociales, desde las cuales surge “un
particular estilo de estudio y entendimiento de la experiencia humana, (…), que
permite recuperar los saberes propios de América Latina, de pueblos
subalternizados y sometidos al silencio cognoscitivo como resultado del proceso
de conquista y expansión de la dependencia”.
Conocimiento.
El
conocimiento proviene de la subjetividad y deducimos que se define como una
multiplicidad, en tanto lo expresado en el texto de que emana de cualquier
categoría; “interpretar el conocimiento
científico como la mera transcripción de perspectivas sociales del varón
occidental capitalista (…). No tienen ninguna lógica específica de las ciencias
y son demasiado groseras para dar cuenta de la textura conceptual de cualquier
categoría del pensamiento científico”. En cuanto a las ciencias las podemos
definir, en consecuencia con nuestra postura periférica y lo expresado en el
texto como “sistema de creencias entre otras muchas alternativas, todas
igualmente dignas porque el propio concepto de “verdad científica”
representaría solamente una construcción social inventada por los científicos”;
esta construcción social relativa “acaba conduciendo a la aceptación pública de
“ciencias inusuales””.
Según
lo expresado anteriormente y, con base a la “Guerra de las Ciencias” podemos afirmar que el objetivo de las
ciencias es recuperar el rol humanista
al promover la integración de las ciencias realistas (naturales) y relativistas
(sociales), en cuanto a la relación ciencia- realidad, señala el autor no puede
considerarse una “realidad natural”, sino
más bien una construcción mental subjetiva, en la cual puede “haber múltiples interpretaciones”.
Conclusiones
Se concluye que el modelo epistemológico en el cual se basa el texto es anarquismo, en
nuestra opinión, es un “anarquismo
velado”, el cual puede reconocerse por sutilezas expresadas por el autor en la narración. Podemos afirmar que las
implicancias del escrito, en cuanto a su modelo, provocarán en la comunidad científica una negación e
invisibilización a su postura.
En
tanto en la comunidad escolar, creemos que el llevar al aula el modelo
epistemológico de Feyerabend, es muy beneficioso, aunque su aplicación debe ser
a nuestro pesar contextualizada en algún ámbito reglamentado, como por ejemplo el DUA, tomándonos del trabajo en la
diversidad, podremos lograr que éste sea más humanizado, en el cual se
visibilicen las singularidades y se aplique un método dialéctico.
Se sugiere buscar los modos de poder visibilizar este modelo, que más que modelo (nos
suena a normativa), nos parece una concepción de pensar y actuar en pro de
humanizarnos y sentirnos “libres y felices” dentro de un espacio totalmente
controlado, que coarta nuestro ser. El masificar su conocimiento y praxis en
distintas esferas, es iniciar una senda- quién sabe- de liberación en contra
del sistema y abrir un espacio a la periferia.
Comentarios
La
“Guerra de las Ciencias”, revisando bibliografía, pasa por un hecho “histórico
anecdótico” dentro de la Historia de las Ciencias, más pensamos que en este
texto se le da un enfoque que permite su análisis más allá de narrar la ácida
disputa entre humanistas y científicos; llama la atención que el autor
sutilmente encuentra en esta confrontación la oportunidad de poner en discusión
respecto de la multiplicidad y pluralidad.
Según
nuestra creencia y en parte lo expresado en este escrito, hacemos un llamado a
la liberación en todo ámbito; no hay que luchar contra una sola jerarquía, sino
contra todas; no reproducirlas al interior de las sociedades ni olvidar las
particularidades.
Invitamos
mediante este escrito a desconstruir los imaginarios sociales mediante la
visibilización de los pueblos, de la Educación y todas las construcciones
sociales invisiblizadas en la periferia.
Referencias.
Álvarez,
E. 2004. La guerra de las ciencias y la tercera cultura. Cinta moebio 19: 9-21,
https://moebio.uchile.cl/19/alvarez.htm
Mejía,
J. (2008). Epistemología de la investigación social en américa latina.
Desarrollos en el siglo XXI. Cinta moebio n°31:1-13,
https://dx.doi.org/10.4067/S0717-554X2008000100001
[1] Según Brockman en Álvarez (2003) los científicos
contemporáneos en su “faceta” divulgadora, tomaron por asalto el terreno de la primera cultura
(ciencias) y se comunicaron directamente con el público, constituyendo de facto la Tercera cultura. En otras palabras,
científicos haciendo la tarea considerada como exclusiva de los humanistas.
[2] Guerra de la (s) ciencia
(s): el autor del artículo hace el alcance de que es erróneo referirse a
“ciencia”, ya que este monismo deja fuera a las ciencias sociales y periféricas,
pero también recalca que “ciencias”, no se refiere al dualismo de ciencias y
humanidades, sino hay que considerar el
término desde una mirada pluralista; lo
que según Feyerabend es considerar también a las ciencias periféricas en este
espacio multidisciplinario.