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viernes, 20 de junio de 2025

«FEYERABEND TENÍA RAZÓN: TÚ "MÉTODO CIENTÍFICO" ES MÁS FALSO QUE MI EX» 💔

    «Feyerabend tenía razón: tú "método científico" es más falso que mi ex»  💔


Imagen tomada desde https://federacionanarquista.net/

Menuda sorpresa me llevé al leer  “Contra el Método” ¿A quién se le ocurre cambiar “TODO VALE”  (anything goes) por un “todo es”? 

Feyerabend, con toda su carga epistémica, reducido a lo ontológico. Sin lugar a dudas, se estaría retorciendo en su tumba. Se ha buscado neutralizar su crítica más radical, no es solo un error semántico, sino uno con una carga política que busca dar una versión totalmente distorsionada del autor, quien  ataca directamente al poder científico. 

Este cambio es poner una mordaza  a Feyerabend, quien grita: ¡Si quieren progreso, en ciencia todo vale, no importa el método! reduciéndolo a un: “Si quieren progreso, en ciencia todo es, solo si la comunidad científica lo aprueba”. Traducir libertad como permiso es el primer paso para domesticarla. 

La idea feyerabendiana  de “todo vale”, debe ser considerada como un golpe seco al dogmatismo metodológico, aquel que desconoce que la  ciencia presenta  rupturas, trampas, errores, serendipia, política y poder.  Es en este contexto, que en esta entrada analizaremos la idea como  martillazo a la mesa que pretende el autor. 

¿Todo vale? Depende

Feyerabend lo dejó claro: «La única norma que no inhibe el progreso es: todo vale» (Feyerabend, Contra el método, 1975, p.23). No es relativismo ingenuo, es una puñalada contra el manual de instrucciones que llaman “método científico”. Esta consigna no debe ser entendida como una  auspiciadora de “pseudociencias”, sino como un llamado a que no hay reglas, no existe un único camino. Para Feyerabend, el juego no era validar, sino cuestionar: ¿Quién define “lo científico” y por qué su autoridad es incuestionable?  No hay reglas universales, pero sí luchas de poder bajo la consigna metodológica. 

«La idea de un método fijo, o de una teoría fija de la racionalidad, descansa sobre una concepción demasiado simple del hombre y de su entorno social » (Feyerabend, Contra el método, 1975, p.45)

La Historicidad como evidencia: las trampas del relato científico. 

Feyerabend, reconoce que «La historia está llena de accidentes. Pretender que sigue un método es como decir que un huracán sigue un manual de instrucciones» (Feyerabend, Contra el método, 1975, p.156). De esto se deduce que  la historicidad impregna  a las ciencias como un proceso humano, cargado de arbitrariedades, luchas de ego y modas.  

Ejemplo brutal: Galileo logró la aceptación del heliocentrismo usando retórica y metáforas, no el método científico. Las mediciones de su época ni siquiera apoyaban su teoría.  «La historia de la ciencia es tan caótica como un combate de boxeo. Quien busque “leyes” aquí es un iluso» (Feyerabend, Contra el método, 1975, p.156)

Anarcociencias. 

Charles Darwin no usó tubos de ensayo. Los astrónomos nunca han puesto un dedo en un  agujero negro. Y, sin embargo, sus teorías gobiernan lo que llamamos “ciencia” ¿Cómo llegaron a dominar el conocimiento sin seguir el “método científico”? La respuesta es simple: porque el “Todo Vale”  siempre estuvo ahí, escondido tras ecuaciones, experimentos y papers  que nadie lee. 

Y así, existen más ciencias que se unen al listado.  Pero antes, es necesario dejar en claro que no hablamos  de “Ciencia”, sino de “Ciencias” (y no por capricho en el uso gramatical del plural por parte de la autora).  El hablar de “Ciencia” es adherir a  la idea de un método universal (que no existe); en cambio, "Ciencias", esas con “s”, son el reflejo del pluralismo metodológico. 

Siguiendo con nuestro listado de ciencias insurrectas, se agregan la Física cuántica (donde medir altera la realidad), la Cosmología (explica el Universo con un 95% de materia oscura que nadie ve),  la Química y Mendeléiev  jugó a las cartas con los elementos... y le salió la tabla periódica, entre otras. 

Pero, si esto ocurre en las ciencias duras ¿por qué criticar a las “blanditas”?  Desde fuera del núcleo hay más ejemplos: psicología, ciencias políticas, medicina. Feyerabend lo tenía claro: se llama  “ciencia”  a lo que tiene poder, no a lo que sigue reglas. El verdadero método aquí, es no tener uno. 

¿y tu disciplina favorita también es una anarcociencia? 

Mención honrosa para la  Biología: la anarquista silenciosa. 

La Biología -a diferencia de la Física clásica- no puede ser plenamente comprendida sin atender a la historia. Conceptos como evolución, selección natural, desarrollo, etc., se articulan sobre eventos irrepetibles, trayectorias singulares, contingencias materiales cruzadas por la historicidad de su objeto de estudio. 

Desde esta perspectiva, Feyerabend ofrece una herramienta conceptual potente: nos permite pensar una Biología que no se subordine a la estructura de las ciencias físico-matemáticas, sino que afirme su condición de ciencia radicalmente histórica, una ciencia que no sigue reglas, sino historias llenas de accidentes. Su defensa del pluralismo epistemológico y metodológico legitima formas de conocimiento situadas, abiertas a la experiencia, incluso contrarias a la idea de un “método científico” universal.

Las disciplinas citadas anteriormente, pese a no seguir “la receta del método científico” no son pseudociencias, sino el reflejo incómodo que devuelven a la Biología sus notas de campo y a la Física cuántica, sus interpretaciones. El problema no es el “método”, sino el poder que tiene la “ciencia”, donde un grupo decide qué es lo conveniente dejar entrar y qué queda fuera; algunas disciplinas han logrado “colarse” como la acupuntura o saberes ancestrales sobre plantas en la medicina, incluso, esos saberes ancestrales han logrado entrar en la Astronomía.

Entonces ¿Por qué seguimos fingiendo que hay un solo método? Si las Ciencias son un desastre glorioso. Feyerabend nos dejó una paradoja: la Ciencia es la construcción humana que más dogmas ha derribado, pero también es la que más dogmas crea. 


                                 Imagen tomada desde: https://porelfilodesofia.wordpress.com/



Bibliografía.

Feyerabend, P. (1975). Contra el Método. Barcelona: Editorial Tecnos.

"Galileo no tenía pruebas del heliocentrismo, sino una corazonada" https://www.20minutos.es/ciencia/blogs/ciencias-mixtas/galileo-no-tenia-pruebas-heliocentrismo-sino-una-corazonada-5561733/


PD: Este post no fue revisado por pares ni impares. Como todo lo revolucionario en las Ciencias. 

martes, 6 de febrero de 2024

“La Guerra de las Ciencias (2023- 2025: La farsa sigue)".


Un ensayo escrito en 2023. Releído en 2025. Las conclusiones intactas. 

Las promesas de "diálogo interdisciplinario", igual de vacías. Juzguen ustedes. 

En este ensayo se analiza  desde un punto de vista “periférico” algunos tópicos  de la “Guerra de las Ciencias y la Tercera cultura”, de Álvarez, E. (2004). Se considera interesante el tratamiento de esta temática, debido  a que permite una apertura en la discusión entre científicos y humanistas, mediante un diálogo realizado desde una mirada integradora, que nos lleva a replantear como fin último qué es considerado ciencia y la implicancia que esto tiene en el desarrollo del conocimiento Latinoamericano.

Para comenzar el análisis, es relevante el explicitar que se abordan estos planteamientos con la finalidad de ser un aporte en la diversificación y apertura de corrientes de investigación desde el conocimiento emanado de países Latinoamericanos, el cual es menospreciado por la esfera científica dura, y cuyas aportaciones pueden levantar nuevas líneas investigativas en diversos ámbitos.

En tanto, en la comunidad escolar lo expresado en este escrito permite mirar el quehacer de la Educación científica más allá de un laboratorio, concepción arraigada en el ideario de profesores (as) y estudiante, lo que lleva a  repensar  nuevas formas de hacer ciencia escolar que permitan  a  los estudiantes  ser partícipes activos de procesos de cambio social.

El texto a analizar fue seleccionado bajo el criterio subjetivo de coincidir con el contenido del  discurso expresado en dicho documento, el cual da a conocer una visión analizable desde nuestra perspectiva de  la “La Guerra de las Ciencias”.

Y la decisión última de abordar este tema fue el de dar a conocer una escueta reseña de Eurocentrismo y Colonialismo desde el contexto de la primera fuente.

Relación Comunidad científica/Sociedad.

Según lo inferido del texto,  la ciencia y la sociedad mantienen una “relación” de conveniencia desde la primera, ya que  se sustenta en la  “construcción social en el sentido de que la clase de ciencia que se realiza tiende a reflejar los intereses económicos, la creencia y las necesidades sociales imperantes”. Se puede  afirmar de lo expuesto, que la ciencia mantiene una relación de autoridad  y hegemonía tanto a nivel  de los conocimientos como de  la sociedad a nivel económico, educativo, de salud, etc., justamente todos aquellos ámbitos en los que el ser humano busca  el bienestar y desarrollo tanto personal como  de las sociedades,  los que están reducidos por los intereses de los grupos de poder.     

Es preferible  hablar  de “interacción” entre ciencia y sociedad, desde nuestra periferia y según lo citado en el texto,  correspondería a la instancia en la cual  algunos científicos “comprometidos, conscientes de la trascendencia de su cometido respecto de la sociedad en la que trabajan”  comienzan a divulgar sus trabajos;  convirtiendo a la ciencia, según el autor, en una “cultura pública” generando de esta forma  la Tercera Cultura[1] .

En tanto, se extrapola que la sociedad se beneficia de la ciencia -cuando hablamos desde la vereda de la tercera cultura- cuando la ciencia se conecta con ella, mediante la divulgación. En  frase del autor, la ciencia explica a las personas: “dónde les aprieta el zapato”.  En esta relación ciencia/sociedad,  ésta última es  considerada por el autor como “dependiente de la ciencia”, necesita tener acceso al conocimiento y resultados emanados de la ciencia para lo cual es necesario un vínculo permanente, lo cual Álvarez ejemplifica con los programas “Ciencia, Tecnología y Sociedad” y “Programa Fuerte”.

Pero, esta “relación” ciencia/sociedad pasa también por el financiamiento que reciben las investigaciones científicas por parte de “instituciones muy solventes”, como las define el texto. Este financiamiento lo explicamos desde las grandes ganancias que recaudan estas instituciones,  en palabras de Álvarez “los editores encontraron un rico filón en los trabajos de autores como C. Sagan, S. Howkins”, quienes son reconocidos socialmente por su divulgación. Y en segundo término se puede  afirmar que este financiamiento tiene por finalidad la mantención de la hegemonía de la ciencia, quedando patente en el texto como: “el conocimiento científico viene envuelto de ideología (…) las instituciones que validan y afianzan la ciencia evalúan la investigación basándose en las publicaciones en “revistas de reconocido prestigio” con comités de lectura constituidos por expertos que (…) se alinean y exigen alineamiento con los postulados ideológicos de los editores”.

Pues bien, se deduce que el rol de la comunidad científica es controlar lo que es ciencia, lo que queda de manifiesto en la “Guerra de la (s) Ciencia(s)[2]”.  Pero además seguir manteniendo la lógica hegemónica y de reproducción del conocimiento.

Actividad científica.

El autor del documento analizado, se ve influenciado por la ideología anarquista; lo cual puede conllevar a que sea invalidado por la comunidad científica, no pudiendo publicar este escrito en revistas “prestigiosas”. Pero, puede ser tomado como referente para construcción de conocimiento científico desde la periferia.

En esta investigación por lo demás, es posible identificar un sesgo editorial, en tanto el autor apunta a la pluralidad de las ciencias y al vínculo entre humanistas y científicos, concepción que sigue la línea editorial de La Cinta de moebio. Además, sus conclusiones son positivas en tanto a la tercera cultura y los  artículos publicados en la revista provienen  de países de América Latina.  

En el artículo Epistemología de la investigación social en América Latina, se da cuenta de que el  reencuentro del conocimiento científico con los otros saberes busca incorporar experiencias y conocimientos sociales silenciados, marginados y desacreditados de los  pueblos, que en la epistemología positivista suponía una práctica negativa”. Es así, como el  conocimiento científico dialoga  con expresiones distintas, no buscando su eliminación, sino que reconociendo   otras formas de conocimiento  que fueron subordinadas por la razón europea.

El eurocentrismo se define como la producción del conocimiento en América Latina “que se impone como la única racionalidad de validez universal en la producción de conocimientos y se construye sobre el desplazamiento y deslegitimación de otros modos de generación de saberes existentes”.  Pero el panorama cambia abruptamente con el desarrollo de las ciencias sociales, desde las cuales surge  “un particular estilo de estudio y entendimiento de la experiencia humana, (…),  que permite recuperar los saberes propios de América Latina, de pueblos subalternizados y sometidos al silencio cognoscitivo como resultado del proceso de conquista y expansión de la dependencia”.

Conocimiento.

El conocimiento proviene de la subjetividad y deducimos que se define como una multiplicidad, en tanto lo expresado en el texto de que emana de cualquier categoría; “interpretar el conocimiento científico como la mera transcripción de perspectivas sociales del varón occidental capitalista (…). No tienen ninguna lógica específica de las ciencias y son demasiado groseras para dar cuenta de la textura conceptual de cualquier categoría del pensamiento científico”. En cuanto a las ciencias las podemos definir, en consecuencia con nuestra postura periférica y lo expresado en el texto como “sistema de creencias entre otras muchas alternativas, todas igualmente dignas porque el propio concepto de “verdad científica” representaría solamente una construcción social inventada por los científicos”; esta construcción social relativa “acaba conduciendo a la aceptación pública de “ciencias inusuales””.

Según lo expresado anteriormente y, con base a la “Guerra de las Ciencias”  podemos afirmar que el objetivo de las ciencias  es recuperar el rol humanista al promover la integración de las ciencias realistas (naturales) y relativistas (sociales), en cuanto a la relación ciencia- realidad, señala el autor no puede considerarse una “realidad natural”, sino más bien una construcción mental subjetiva, en la cual puede “haber múltiples interpretaciones”.

Conclusiones

Se concluye que el modelo epistemológico en el cual se basa el texto es anarquismo, en nuestra opinión, es un  “anarquismo velado”, el cual puede reconocerse por sutilezas expresadas por el autor  en la narración. Podemos afirmar que las implicancias del escrito, en cuanto a su modelo, provocarán  en la comunidad científica una negación e invisibilización a su postura.

En tanto en la comunidad escolar, creemos que el llevar al aula el modelo epistemológico de Feyerabend, es muy beneficioso, aunque su aplicación debe ser a nuestro pesar contextualizada en algún ámbito reglamentado, como por  ejemplo el DUA, tomándonos del trabajo en la diversidad, podremos lograr que éste sea más humanizado, en el cual se visibilicen las singularidades y se aplique un método dialéctico.

Se sugiere buscar los modos de poder visibilizar este modelo, que más que modelo (nos suena a normativa), nos parece una concepción de pensar y actuar en pro de humanizarnos y sentirnos “libres y felices” dentro de un espacio totalmente controlado, que coarta nuestro ser. El masificar su conocimiento y praxis en distintas esferas, es iniciar una senda- quién sabe- de liberación en contra del sistema y abrir un espacio a la periferia.  

Comentarios

La “Guerra de las Ciencias”, revisando bibliografía, pasa por un hecho “histórico anecdótico” dentro de la Historia de las Ciencias, más pensamos que en este texto se le da un enfoque que permite su análisis más allá de narrar la ácida disputa entre humanistas y científicos; llama la atención que el autor sutilmente encuentra en esta confrontación la oportunidad de poner en discusión respecto de la multiplicidad y pluralidad.

Según nuestra creencia y en parte lo expresado en este escrito, hacemos un llamado a la liberación en todo ámbito; no hay que luchar contra una sola jerarquía, sino contra todas; no reproducirlas al interior de las sociedades ni olvidar las particularidades.

Invitamos mediante este escrito a desconstruir los imaginarios sociales mediante la visibilización de los pueblos, de la Educación y todas las construcciones sociales invisiblizadas en la periferia. 

 

Referencias.

Álvarez, E. 2004. La guerra de las ciencias y la tercera cultura. Cinta moebio 19: 9-21, https://moebio.uchile.cl/19/alvarez.htm

Mejía, J. (2008). Epistemología de la investigación social en américa latina. Desarrollos en el siglo XXI. Cinta moebio n°31:1-13, https://dx.doi.org/10.4067/S0717-554X2008000100001 



[1] Según  Brockman en Álvarez (2003) los científicos contemporáneos en su “faceta” divulgadora, tomaron  por asalto el terreno de la primera cultura (ciencias) y se comunicaron directamente con el público,  constituyendo  de facto la Tercera cultura. En otras palabras, científicos haciendo la tarea considerada como exclusiva de  los humanistas.

[2] Guerra de la (s) ciencia (s): el autor del artículo hace el alcance de que es erróneo referirse a “ciencia”, ya que este monismo deja fuera a las ciencias sociales y periféricas, pero también recalca que “ciencias”, no se refiere al dualismo de ciencias y humanidades, sino hay que considerar  el término desde una  mirada pluralista; lo que según Feyerabend es considerar también a las ciencias periféricas en este espacio multidisciplinario.

PD 1: si alguien quiere debatir esto, ya saben dónde estoy. Si no, seguiremos fingiendo que el diálogo existe. 

PD2: Dos años después, nadie ha respondido a  las preguntas de este texto. Solo se han multiplicado los eslóganes. 

lunes, 17 de enero de 2022

#NOQUIEROCREERQUIEROSABER PARTE 1

 

Hablar de conocimiento genera cierta confusión, dado que para algún@s lo es una fórmula de cinemática, mientras que para otr@s, puede ser la personalidad de los tauro.  Ciencia v/s pseudociencia.  Por tal motivo,  es fundamental recurrir a la epistemología.

De acuerdo a cierto consenso dentro de la epistemología, una afirmación es pseudocientífica si cumple con estas tres condiciones: a) referirse a un tema dentro del dominio de la ciencia  b) Sufrir de una falta de fiabilidad y  c) sus proponentes intentan crear la impresión de que representa el conocimiento más confiable en un tema.

Siguiendo esta idea, Hansson (2017), filósofo de la ciencia plantea entre otras características epistemológicas de las pseudociencias:

1)    1) "la cosecha de cerezas": las pseudociencias  aprovechan las "cerezas" que contradicen el consenso científico  mayoritario. En palabras de Kuhn “anomalías”.

Por ejemplo, el famoso paper de The Lancet en el que se asociaba el autismo a las vacunas (ya desacreditado) y que aún es aprovechado por movimientos antivacunas;  otro ejemplo es  sacar de contexto citas que hablan de desacuerdos entre investigadores,  tal es el caso de las discrepancias  en la evolución, lo cual aprovechan para difundir que no existe.

2)    2)  construir falsas controversias: cuando no se puede convencer a la gente de la existencia un punto de vista "alternativo", se afirma que el tema está abierto y que está siendo discutido por la ciencia. Esto sucede con los negacionistas, por ejemplo los terraplanistas o negacionistas del cambio climático, quienes usan los medios de comunicación para enseñar sus “teorías”.

En tanto, la homeopatía  y la astrología, como promotores de pseudoteorías, no intentan generar controversias con la ciencia sino todo lo contrario, afirman ser formas complementarias del saber científico. Sus explicaciones apelan a la emotividad y fácil comprensión de la gente; por ejemplo, los terraplanistas en sus “demostraciones” hacen uso directo de los sentidos, los homeópatas indican “las abuelitas te daban un té de menta para el dolor de estómago”. 

Como lo hace notar Isaac Asimov en el artículo “Un culto a la ignorancia”, estamos  frente a una ola de anti-intelectualismo, en la cual "mi ignorancia vale tanto como tu saber" o "no confíes en los expertos", lo actualmente se encarna por fenómenos de posverdad como que el calentamiento global no tiene origen antrópico, la plandemia, etc.  Es así que hoy el caballito de batalla es “todas las creencias son respetables”.

¿Ahora quién podrá defendernos?

 

Fuente: Álvarez, M. (2019). Elementos para el análisis de las pseudociencias.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

¿ES VERDAD? 👀🤔 🤯

 

 “No hemos dado una definición de verdad  porque, de hecho, no tenemos una que no sea debatible”, entonces ¿Qué es para mí la verdad?

 

A esta pregunta podría responder solo con una palabra: “depende”. Pues esta afirmación está cargada, querámoslo o no, de la postura epistemológica de quién la responda. A modo de ejemplo, si esta pregunta la hubiese respondido una persona que adhiere al positivismo, hubiese dicho que la verdad corresponde a lo objetivo, que se puede demostrar mediante la experimentación a partir del método científico.

 

Sin embargo, debemos considerar que cada ser humano en su singularidad e historicidad  tiene un sistema de creencias, todos a mi parecer, igualmente dignos; ya sea que estas  provengan desde un científico o de un integrante de pueblo originario; y, por ende, cada uno de ellos tendrá su propio concepto de verdad con su impronta sociocultural e histórica.

Por ejemplo, si comparamos el conocimiento astronómico respecto de las estrellas con la cosmología de un pueblo originario, encontramos que la verdad es un constructo sociocultural.

 

 La verdad científica,  será un constructo social válido  solo para el astrónomo, ya que este conocimiento se obtuvo mediante los procesos científicos consensuados y reglamentados. En tanto, el conocimiento de las estrellas del integrante del pueblo originario será válido para él dado su contexto sociocultural, pero para el astrónomo la cosmología del integrante del pueblo originario será una “superstición”.

 

 No obstante, en el ejemplo anterior  no es posible afirmar cuál de los dos dice la verdad sin considerar el contexto, perspectiva y el lenguaje utilizado. 

 

Con base a lo anterior, pasamos a la segunda pregunta  ¿de qué depende la verdad? Como ya lo habíamos adelantado anteriormente, el poder distinguir entre lo verdadero y falso depende del  contexto, perspectiva y el lenguaje utilizado; puesto que existe una codependencia entre la epistemología y la ontología  que hace necesario establecer un marco contextual de referencia ad hoc que  permita  unificar verdades para un cierto grupo humano.

 

Frente a lo anterior, no podemos dejar de  reconocer una multiplicidad de métodos que permiten acercarse a la verdad. Tal es el caso del método científico para ciencias experimentales y el método histórico para ciencias sociales; no obstante, entra al debate la pluralidad de conocimientos y  sus métodos para definir lo verdadero, tema que no abordaremos aquí. Considerando este planteamiento respecto de la pluralidad de conocimientos y multiplicidad de métodos, debiese ser aceptada como verdadera, por ejemplo, la fe.

 

 Pues bien, ¿Cómo puedo decidir sobre la verdad en situaciones diarias? Nuevamente, depende, en este caso  del tipo de conocimiento que se ponga en tela de duda. Según el tipo de conocimiento, hay múltiples criterios para evaluar la verdad. Si estuviese en el caso de evaluar la veracidad de un relato, recurro a fuentes primarias de información; si debo evaluar un texto, recurro al análisis hermenéutico del discurso; todo depende del contexto, donde además no sería inválido  utilizar la experiencia, el sentido común o la lógica. 

 

Por último, nos queda dar respuesta al  ¿Cómo se puede manipular la verdad? Grosso modo, detectando cualquier parámetro que no esté dentro de las convenciones que establecen los criterios de  verdad ,definido a priori, por un grupo humano; alterando para tal finalidad el objeto, el lenguaje o el contexto.

 

 Por ejemplo, manipular indebidamente variables, no reportar íntegramente resultados, cambiando palabras, etc.  Y  ¿Cómo podría detectar una verdad?,  para detectar una verdad,  primero debo conocer el contexto y la convención de verdad que se tiene, de esta manera podría repetir el experimento, falsear  o en contextos humanistas analizar hermenéuticamente el discurso o recurrir a la historicidad.

 

Concluimos que el modelo epistemológico/ontológico desde el cual abordar la verdad, nos permite tener un marco de referencia para validarla como constructo social y poder desde esa perspectiva evaluar los distintos conocimientos que se obtienen desde un objeto, idea, concepto, etc. En tanto, abrimos el debate  de la pluralidad de saberes y sus  múltiples  métodos para acercarse y estudiar la realidad, al fin y al cabo, depende.

“La Guerra de las Ciencias”: Una Mirada desde la Periferia.

 

En este texto analizaremos desde un punto de vista “periférico” algunos tópicos  de la “Guerra de las Ciencias y la Tercera cultura”, de Álvarez, E. (2004). Se considera interesante el tratamiento de esta temática, debido  a que permite una apertura en la discusión entre científicos y humanistas, mediante un diálogo realizado desde una mirada integradora, que nos lleva a replantear como fin último qué es considerado ciencia y la implicancia que esto tiene en el desarrollo del conocimiento Latinoamericano.



Para comenzar nuestro análisis, es relevante el explicitar que se abordan estos planteamientos con la finalidad de ser un aporte en la diversificación y apertura de corrientes de investigación desde el conocimiento emanado de países Latinoamericanos, el cual es menospreciado por la esfera científica dura, y cuyas aportaciones pueden levantar nuevas líneas investigativas en diversos ámbitos.

En tanto, en la comunidad escolar lo expresado en este escrito permite mirar el quehacer de la Educación científica más allá de un laboratorio, concepción arraigada en el ideario de profesores (as) y estudiante, lo que lleva a  repensar  nuevas formas de hacer ciencia escolar que permitan  a  los estudiantes  ser partícipes activos de procesos de cambio social.

El texto a analizar fue seleccionado bajo el criterio subjetivo de coincidir con el contenido del  discurso expresado en dicho documento, el cual da a conocer una visión analizable desde nuestra perspectiva de  la “La Guerra de las Ciencias”.

Y la decisión última de abordar este tema fue el de dar a conocer una escueta reseña de Eurocentrismo y Colonialismo desde el contexto de la primera fuente.

Relación Comunidad científica/Sociedad.

Según lo que inferimos del texto,  la ciencia y la sociedad mantienen una “relación” de conveniencia desde la primera, ya que  se sustenta en la  “construcción social en el sentido de que la clase de ciencia que se realiza tiende a reflejar los intereses económicos, la creencia y las necesidades sociales imperantes”. Podemos afirmar de lo expuesto, que la ciencia mantiene una relación de autoridad  y hegemonía tanto a nivel  de los conocimientos como de  la sociedad a nivel económico, educativo, de salud, etc., justamente todos aquellos ámbitos en los que el ser humano busca  el bienestar y desarrollo tanto personal como  de las sociedades,  los que están reducidos por los intereses de los grupos de poder.     

Preferimos hablar  de “interacción” entre ciencia y sociedad, desde nuestra periferia y según lo citado en el texto,  correspondería a la instancia en la cual  algunos científicos “comprometidos, conscientes de la trascendencia de su cometido respecto de la sociedad en la que trabajan”  comienzan a divulgar sus trabajos;  convirtiendo a la ciencia, según el autor, en una “cultura pública” generando de esta forma  la Tercera Cultura[1] .

En tanto, podemos extrapolar que la sociedad se beneficia de la ciencia -cuando hablamos desde la vereda de la tercera cultura- cuando la ciencia se conecta con ella, mediante la divulgación. En  frase del autor, la ciencia explica a las personas: “dónde les aprieta el zapato”.  En esta relación ciencia/sociedad,  ésta última es  considerada por el autor como “dependiente de la ciencia”, necesita tener acceso al conocimiento y resultados emanados de la ciencia para lo cual es necesario un vínculo permanente, lo cual Álvarez ejemplifica con los programas “Ciencia, Tecnología y Sociedad” y “Programa Fuerte”.

Pero, esta “relación” ciencia/sociedad pasa también por el financiamiento que reciben las investigaciones científicas por parte de “instituciones muy solventes”, como las define el texto. Este financiamiento lo explicamos desde las grandes ganancias que recaudan estas instituciones,  en palabras de Álvarez “los editores encontraron un rico filón en los trabajos de autores como C. Sagan, S. Howkins”, quienes son reconocidos socialmente por su divulgación. Y en segundo término  podemos afirmar que este financiamiento tiene por finalidad la mantención de la hegemonía de la ciencia, quedando patente en el texto como: “el conocimiento científico viene envuelto de ideología (…) las instituciones que validan y afianzan la ciencia evalúan la investigación basándose en las publicaciones en “revistas de reconocido prestigio” con comités de lectura constituidos por expertos que (…) se alinean y exigen alineamiento con los postulados ideológicos de los editores”.

Pues bien, podemos deducir que el rol de la comunidad científica es controlar lo que es ciencia, lo que queda de manifiesto en la “Guerra de la (s) Ciencia(s)[2]”.  Pero además seguir manteniendo la lógica hegemónica y de reproducción del conocimiento.

Actividad científica.

El autor del documento analizado, se ve influenciado por la ideología anarquista; lo cual puede conllevar a que sea invalidado por la comunidad científica, no pudiendo publicar este escrito en revistas “prestigiosas”. Pero, puede ser tomado como referente para construcción de conocimiento científico desde la periferia.

En esta investigación por lo demás, es posible identificar un sesgo editorial, en tanto el autor apunta a la pluralidad de las ciencias y al vínculo entre humanistas y científicos, concepción que sigue la línea editorial de La Cinta de Moebio. Además, sus conclusiones son positivas en tanto a la tercera cultura y los  artículos publicados en la revista provienen  de países de América Latina.  

En el artículo Epistemología de la investigación social en América Latina, se da cuenta de que el  reencuentro del conocimiento científico con los otros saberes busca incorporar experiencias y conocimientos sociales silenciados, marginados y desacreditados de los  pueblos, que en la epistemología positivista suponía una práctica negativa”. Es así, como el  conocimiento científico dialoga  con expresiones distintas, no buscando su eliminación, sino que reconociendo   otras formas de conocimiento  que fueron subordinadas por la razón europea.

El eurocentrismo se define como la producción del conocimiento en América Latina “que se impone como la única racionalidad de validez universal en la producción de conocimientos y se construye sobre el desplazamiento y deslegitimación de otros modos de generación de saberes existentes”.  Pero el panorama cambia abruptamente con el desarrollo de las ciencias sociales, desde las cuales surge  “un particular estilo de estudio y entendimiento de la experiencia humana, (…),  que permite recuperar los saberes propios de América Latina, de pueblos subalternizados y sometidos al silencio cognoscitivo como resultado del proceso de conquista y expansión de la dependencia”.

Conocimiento.

El conocimiento proviene de la subjetividad y deducimos que se define como una multiplicidad, en tanto lo expresado en el texto de que emana de cualquier categoría; “interpretar el conocimiento científico como la mera transcripción de perspectivas sociales del varón occidental capitalista (…). No tienen ninguna lógica específica de las ciencias y son demasiado groseras para dar cuenta de la textura conceptual de cualquier categoría del pensamiento científico”. En cuanto a las ciencias las podemos definir, en consecuencia con nuestra postura periférica y lo expresado en el texto como “sistema de creencias entre otras muchas alternativas, todas igualmente dignas porque el propio concepto de “verdad científica” representaría solamente una construcción social inventada por los científicos”; esta construcción social relativa “acaba conduciendo a la aceptación pública de “ciencias inusuales””.

Según lo expresado anteriormente y, con base a la “Guerra de las Ciencias”  podemos afirmar que el objetivo de las ciencias  es recuperar el rol humanista al promover la integración de las ciencias realistas (naturales) y relativistas (sociales), en cuanto a la relación ciencia- realidad, señala el autor no puede considerarse una “realidad natural”, sino más bien una construcción mental subjetiva, en la cual puede “haber múltiples interpretaciones”.

Conclusiones

Concluimos que el modelo epistemológico en el cual se basa el texto es anarquismo, en nuestra opinión, es un  “anarquismo velado”, el cual puede reconocerse por sutilezas expresadas por el autor  en la narración. Podemos afirmar que las implicancias del escrito, en cuanto a su modelo, provocarán  en la comunidad científica una negación e invisibilización a su postura.

En tanto en la comunidad escolar, creemos que el llevar al aula el modelo epistemológico de Feyerabend, es muy beneficioso, aunque su aplicación debe ser a nuestro pesar contextualizada en algún ámbito reglamentado, como por  ejemplo el DUA, tomándonos del trabajo en la diversidad, podremos lograr que éste sea más humanizado, en el cual se visibilicen las singularidades y se aplique un método dialéctico.

Sugerimos buscar los modos de poder visibilizar este modelo, que más que modelo (nos suena a normativa), nos parece una concepción de pensar y actuar en pro de humanizarnos y sentirnos “libres y felices” dentro de un espacio totalmente controlado, que coarta nuestro ser. El masificar su conocimiento y praxis en distintas esferas, es iniciar una senda- quién sabe- de liberación en contra del sistema y abrir un espacio a la periferia.  

Comentarios

La “Guerra de las Ciencias”, revisando bibliografía, pasa por un hecho “histórico anecdótico” dentro de la Historia de las Ciencias, más pensamos que en este texto se le da un enfoque que permite su análisis más allá de narrar la ácida disputa entre humanistas y científicos; llama la atención que el autor sutilmente encuentra en esta confrontación la oportunidad de poner en discusión respecto de la multiplicidad y pluralidad.

Según nuestra creencia y en parte lo expresado en este escrito, hacemos un llamado a la liberación en todo ámbito; no hay que luchar contra una sola jerarquía, sino contra todas; no reproducirlas al interior de las sociedades ni olvidar las particularidades.

Invitamos mediante este escrito a deconstruir los imaginarios sociales mediante la visibilización de los pueblos, de la Educación y todas las construcciones sociales invisibilizadas en la periferia.  

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Referencias.

Álvarez, E. 2004. La guerra de las ciencias y la tercera cultura. Cinta moebio 19: 9-21, https://moebio.uchile.cl/19/alvarez.htm

Mejía, J. (2008). Epistemología de la investigación social en américa latina. Desarrollos en el siglo XXI. Cinta moebio n°31:1-13, https://dx.doi.org/10.4067/S0717-554X2008000100001 



[1] Según  Brockman en Álvarez (2003) los científicos contemporáneos en su “faceta” divulgadora, tomaron  por asalto el terreno de la primera cultura (ciencias) y se comunicaron directamente con el público,  constituyendo  de facto la Tercera cultura. En otras palabras, científicos haciendo la tarea considerada como exclusiva de  los humanistas.

[2] Guerra de la (s) ciencia (s): el autor del artículo hace el alcance de que es erróneo referirse a “ciencia”, ya que este monismo deja fuera a las ciencias sociales y periféricas, pero también recalca que “ciencias”, no se refiere al dualismo de ciencias y humanidades, sino hay que considerar  el término desde una  mirada pluralista; lo que según Feyerabend es considerar también a las ciencias periféricas en este espacio multidisciplinario.