Actualmente la
lucha contra el cambio climático, principal reto a nivel planetario, implica
desafíos para toda la humanidad, siendo el multilateralismo una de las formas de afrontar en conjunto esta
tarea. Sin embargo, los multilateralismos
¿son útiles o es puro greenwashing?
Zambrano
(2013), argumenta que desde las últimas
décadas no estamos en presencia de lo
que es un verdadero multilateralismo, sino que es un
unilateralismo disfrazado de multiplural; en donde los países considerados como
potencias, han enfatizado los asuntos de interés
internacional a partir de sus propios intereses
nacionales particulares, mediante el proceso de coaliciones, sin espacio a una
plena participación de todos los miembros de la comunidad internacional.
Sanahuja y
Serbin (2021), indican que en los
últimos años la crisis del
multilateralismo se ha expresado con más fuerza, a causa de la puesta en duda por parte de
nuevos liderazgos iliberales, ultranacionalistas y neopatriotas de las normas y
regímenes que regulan el orden internacional, tratando de impugnarse, por
ejemplo, los Acuerdos de Paris sobre el clima y las recomendaciones y
gobernanza de la Organización Mundial de la Salud, entre otras.
Aunque el
multilateralismo tenga sus beneficios en la
reducción de costos de transacción para los países y provea de bienes públicos internacionales, destaca como una
vía poco democrática y elitista que limita la participación de ciudadanos, entre otros
aspectos.
Eventos como
la COP 26 dejan en evidencia, por ejemplo, que acuerdos tomados más de 100
países, encabezados por EEUU y la Unión
Europea, a fin de reducir las emisiones
de metano en un 30% al año 2030, es solo un convenio no vinculante que
dependerá de la buena voluntad de los países y deja fuera la ganadería
industrial, responsable del 40% de las emisiones de metano a escala global.
Entonces,
podemos hablar de ¿greenwashing?
Crédito de imagen: Diario responsable.
Cada vez que
se realizan eventos como la COP 26, las grandes
potencias se presentan sin cumplir con sus compromisos y aumentando las
emisiones de CO2 y se presentan pabellones al servicio de las grandes multinacionales
para lavar su imagen verde.
Otro ejemplo,
es que los gobiernos firmantes de un acuerdo, dentro de la misma COP 26, se
comprometían a dejar de talar árboles en todas las áreas protegidas el año
2030, a interpretación propia, en estos 10 años que no abarca el acuerdo,
arrasarán con lo que puedan.
A pesar de lo
dicho, los países, en especial los de América del Sur, reconocen que sin esta cooperación
entre las naciones, su capacidad
individual para conseguir sus propias políticas sobre el control del calentamiento global sería casi imposible de alcanzar. Esto pone en evidencia que los multilateralismos deben
sufrir de una reestructuración profunda y, dejar de ser un lavado de imagen.
Fuentes:
Sanahuja,
J.A., Serbin, A. (2021). ¿Un orden basado en normas? América Latina y la
contestación al multilateralismo. Pensamiento Propio 53, pp. 304-306.
Zambrano Jáuregui, C. (2013). El
multilateralismo actual: crisis y desafíos. Revista de relaciones
internacionales, estrategia y seguridad, 8(1), 45-60.
Me gusto la informacion del multeralismo por que pude aprender el temas mas a fondo 🙂
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