martes, 28 de diciembre de 2021

SE HACEN LOS LARRY: EL FRAUDE DE LA INDUSTRIA ALIMENTICIA. 🤑👀

 

Ufff, difícil es escribir esta entrada de blog, creo que arriesgo demanda como mi profesor y de paso, obtener un par de detractores seudocientíficos.

Aunque en materia de alimentación y legislaciones que rigen a la industria alimentaria en Chile estamos en la prehistoria. Compre “Chamito”, “Uno al Dia” para mejorar sus defensas y no enfermar. Coma sin gluten y sin lactosa si tiene problemas digestivos; pero quien lo dice… el amigo de Facebook, la cadena de WhatsApp. Para que no le de COVID consuma alimentos “acidos de pH 13” y un sin fin  de charlatanería, el problema es que la industria alimenticia se aprovecha de estas creencias y extrema sus esfuerzos publicitarios en promocionar estos productos, bajo ningún control.

Casos como estos son descritos en el libro  “Vamos a Comprar Mentiras”: “Margarinas con fitoesteroles que prometen reducir el colesterol, flanes con omega-3 para mejorar la visión, leches fermentadas con péptidos bioactivos que regulan la tensión arterial o refrescos con fibra que mejoran el tránsito gastrointestinal”, entre otros ejemplos.

ALIMENTOS FUNCIONALES ¿Para quién?

EL término alimento funcional  fue acuñado en Japón y se refiere a  "Alimentos para uso específico de salud".  Actualmente, a falta de una de una legislación específica que regule los alimentos funcionales hace que no exista  una definición oficial de los mismos; es así que bajo el amplio espectro de alimentos funcionales hay cabida para alimentos de diseño, nutraceúticos, farmaalimentos, aunque entre ellos existan diferencias. No obstante, nos podemos acoger a la definición del  International Life Sciences Institute (centro que coordina un importante programa de la UE sobre alimentos funcionales): “aquel que le confiere al consumidor una determinada propiedad beneficiosa para la salud, independiente de sus propiedades puramente nutritivas”.  

               

¿QUÉ PROPIEDADES DEBE CUMPLIR UN ALIMENTO FUNCIONAL?

Entre estas podemos destacar:

●  Debe contribuir a mejorar los hábitos alimenticios y mantener y/o mejorar la salud.

●  Los efectos beneficiosos para la salud deben estar basados en conocimientos científicos.

●  Los métodos analíticos para analizar cuantitativa o cualitativamente los componentes de alimento, así como sus propiedades fisicoquímicas, deben estar bien definidos.

●  Su consumo debe ser habitual.

●  Debe presentarse en forma de alimento.

●  El efecto beneficioso sobre la salud lo debe ejercer el producto final y no los componentes individualmente.

¿SON NECESARIOS LOS ALIMENTOS FUNCIONALES?

Tajantemente, no. La mayoría de los expertos en nutrición humana y dietética afirman que estos alimentos no son imprescindibles y la clave está en una dieta variada y equilibrada.

¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

El nutricionismo, movimiento, ideología o corriente que hace descansar en los nutrientes aislados las virtudes que tienen los alimentos en su conjunto. Una bebida energética es “buena”, ya que aporta vitaminas, sin embargo, se obvia la gran cantidad de azúcar y cafeína que contiene; un jugo procesado contiene vitamina C, pero está el mismo problema, es alto en azucares y la cantidad de vitamina adicionada la encontramos en frutas.

Se recalca el componente “bueno” adicionado o el “malo” eliminado, tal es el caso del gluten, lo cual aumenta el consumo del producto, dejando de lado el resto de los componentes que contiene; enfocando todo el valor en un componente estrella.  

 NO SE HAGAN LOS LARRY.

 Pese a que en Chile no existe legislación sobre estos productos, en Europa la industria alimentaria, tras la reglamentación que limita la publicidad de alimentos “sin aditivos”, “rico en vitamina C”, “alto en calcio” para inducir su consumo,  agrega un asterisco al componente “bueno”, lo que reemplaza las frases vetadas.

 En Chile, está el ejemplo de la leche sin lactosa, alimento funcional, cuyo envase recalca que el producto es “natural”, posee “proteínas naturales de alta calidad”, “elaborada a partir de pura leche natural, de vacas que pastan en praderas verdes de las regiones de Los Ríos y de Los Lagos de Chile”, “libre de gluten” y dentro de los ingredientes aparece escondida la enzima lactasa.

 


Otro ejemplo es el “Chamito”, cuyo envase señala “ayuda a fortalecer tus defensas”, “0% grasas totales”, “sin colorantes artificiales”, “con probióticos” “bebida láctea con un 40% de leche”.  


En estos productos no existe la estrategia del asterisco, sin embargo, notamos que como plus publicitario y en pos de la moda “natural”, “vegana”, “sin químicos” se recalca en el primer caso que la leche es natural y se entrega información engañosa como “proteínas naturales de alta calidad” siendo que toda la leche tiene la misma proteína “caseína” y “libre de gluten”, siendo que ninguna leche lo contiene, ya que se encuentra en el trigo, cebada y centeno.

 En el segundo caso, este producto  no es la fuente exclusiva de probióticos, sino que estos microorganismos son propios de los fermentados y su acción es en la flora bacteriana, NO “ayuda a fortalecer tus defensas”, sus beneficios para la salud no se han comprobado de manera concluyente.

 Es así como la performatividad del mensaje que transmite la industria alimentaria, aumenta el consumo y empobrece nuestra alimentación y, las autoridades se “hacen los Larry”.

 

1 comentario:

  1. Yo lo he comprobado,no me he sentido mejor cuando los he consumido, una dieta equilibrada y ejercicios es toda la "ciencia".
    Gracias por hacerlo público.

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