martes, 19 de julio de 2022

Trayectorias Socioeconómicas Compartidas (SSP): el futuro del cambio climático y social. 🤯👁‍🗨

 

Las Trayectorias Socioeconómicas Compartidas, SSP, (por sus siglas en inglés), según Escoto et al. (2017),  incorporan dimensiones relacionadas con el  cambio social esperado que podrían afectar tanto a los niveles de emisiones como a la adaptación al cambio climático. Especifican  futuros alternativos de desarrollo socioeconómico y cómo podría evolucionar el mundo en las décadas futuras y los desafíos para llevar a cabo  los cambios para la mitigación y la adaptación.

Existen cinco SSP, siendo la SSP1, “sostenibilidad”, la más esperanzadora y el SSP5 el escenario más catastrófico. Sin embargo ¿Cuál de los escenarios creo que es el más plausible? ¿Por qué? A mi parecer, el escenario más plausible es el escenario SSP4; este corresponde a  la trayectoria de la  “Desigualdad” (un camino dividido).

                                      Crédito de imagen: Repositorio Universidad de Chile.

Comenzaré por comentar en qué consiste la trayectoria SSP4. En esta trayectoria, es posible imaginar un mundo muy desigual, tanto dentro como entre los países,  donde existe un pequeño grupo, la elite, responsable de la mayoría de las emisiones, mientras un grupo mayoritario,  los pobres, que  contribuyen poco a las emisiones,  es en última instancia  el más vulnerable al impacto del cambio climático.  La alta desigualdad dentro y a través de los países  lleva a  conflictos sociales, entre otros aspectos.  

Para profundizar en el tema, te recomiendo visitar:https://es.wikipedia.org/wiki/Trayectorias_socioecon%C3%B3micas_compartidas

 

He optado por esta trayectoria, dado que  estamos viviendo en un mundo claramente marcado por la desigualdad y, desde los Estados, no se realizan acciones en el presente, ni creo, por la naturaleza humana, se realicen a futuro. Las inundaciones e incendios recientes,  la devastación de regiones y  la muerte de muchas personas  no ocurren por sorpresa, sino que confirman lo que vienen anunciando los científicos desde hace décadas; sin embargo, los cambios necesarios para enfrentar esta crisis no son ni serán efectuados por todos, siempre habrá una elite que queda al margen y, continua contribuyendo al cambio climático con sus negocios.  

Extrapolando a futuro, bajo este escenario, no existe una “adaptación al cambio climático”, donde corresponde tomar  y planificar medidas destinadas a adecuarse a la evolución del clima; debiendo existir un proceso de adecuación tanto frente clima como a sus efectos, de esta manera se limitan  todo tipo de daños.

Es en este contexto, que una vez más, se puede pensar en un mundo reactivo frente a los eventos climáticos, los cuales son atendidos una vez que ocurren. Sin ir más lejos, vivimos actualmente inundaciones e incendios producto de inviernos y veranos cada vez más crudos ¿y qué esperamos? Que el próximo año ocurra lo mismo y, esto continúe en el tiempo, ya que no existen políticas socioecológicas que cumplan con esta adaptación ni mitigación frente al cambio climático.

Desde otra perspectiva, el escenario seguirá siendo: calentamiento global, pérdida de biodiversidad, acidificación de los océanos y el cambio de usos de la tierra mediante la deforestación, la inyección de nitrógeno y fósforo en la biosfera y la atmósfera. Cada vez más el “desarrollo” irá  por sobre el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.

El abaratar costos y aumentar las ganancias de los empresarios continuará favoreciendo la utilización de combustibles fósiles, dado que seguirá siendo mucho el capital que se seguirá invirtiendo. En contraposición, las energías más limpias implican un mayor coste y pérdida de la inversión realizada, no solamente por el sector privado, sino que también inversión del sector público.

Espero, proyectando las condiciones actuales, que la demanda de electricidad mantenga  su tendencia al alza, ya que,  a pesar que las energías renovables, como por ejemplo, la eólica y la solar crecerán rápidamente, no habrá la  suficiente capacidad para satisfacer la demanda de energía sin recurrir a combustibles fósiles. Por otra parte, no todos los países tendrán el mismo capital económico ni tecnológico; por tanto, los países desarrollados podrán asegurar a parte de su población el acceso a la energía limpia; asimismo, el resto de los países debe seguir funcionando con energía asociada a combustibles fósiles.

Las políticas medioambientales se centrarán  en los problemas locales de las zonas de ingresos medios y altos, en donde, por ejemplo, las  plantaciones industriales entran en competencia con la producción de alimentos y en consecuencia, agravarán el hambre. Otro factor a considerar que aumentará esta brecha es que la Naturaleza, mediante  los llamados “servicios del ecosistema” pasará de lleno  a ser  activos del sector más rico, enmascarados en “productos sustentables”.

Lo anterior, se reflejará en un incremento de la distribución desigual de tierras y, por tanto, el empobrecimiento (que además implica el acceso al agua y alimento) y desplazamiento de poblaciones más pobres a las grandes urbes.  

Con este desplazamiento a las ciudades, se verá  colapsada su capacidad de carga, las autoridades deberán cambiar el uso del suelo, aumentando el cemento y, disminuyendo las áreas verdes. Entonces, la sobrepoblación de las ciudades, la pobreza, déficit en Educación y Salud, hará que el descontento aumente en varias urbes, tal cual está comenzando a suceder actualmente en algunos países.

La promesa del “desarrollo sostenible” seguirá siendo una promesa, seguirán existiendo sectores que lo tienen todo y otros que no tienen nada. Sectores que solo pueden acceder a ser mano de obra; países que no pueden aumentar su gasto en políticas sociales, ni menos invertir en tecnología.

 

 


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