La “moda mesiánica” de la Neuroeducación, ha provocado una irrupción en el marketing
por algunos grupos, quienes la proponen como la solución a los temas en que la
Educación está al debe; sin embargo, no todo lo que brilla es oro y, de
charlatanes estamos llenos.
A pesar de tal irrupción, esta disciplina no ha llegado con la fuerza esperada a las aulas, de hecho, profesionales tales como coaching educacionales, educadoras diferenciales y psicopedagogos son los que recomiendan “utilizar la inteligencias múltiples, porque hay estudiantes kinestésicos, visuales, etc.” Complejo es opinar frente a lo anteriormente descrito, cuando se es profesora y, sobre todo de ciencia.
El presente escrito buscar evaluar la inclusión de la Neuroeducación por el
profesor de aula. En concreto, este
ensayo sostiene la tesis de que la Neuroeducación no ha sido integrada por el
profesor de aula, ya que
existe una gran
distancia entre lo que se conoce actualmente del cerebro y aprendizaje y, su
aplicabilidad en la enseñanza. Para
defender esta idea, en
una primera instancia, develaré los neuromitos de la Neuroeducación,
para luego evaluar la inclusión de la Neuroeducación por el profesor de aula.
Ocampo (2019)
señala que la diversificación de lo “neuro” para obtener credibilidad, ha
abierto nichos pseudocientíficos como la neurolingüística, el neuromarketing,
la neuromúsica y neurojurisprudencia. Asimismo, en la Neuroeducación se han
difundido ampliamente los “neuromitos”. Pérez Zafrilla (2019) afirma que los
neuromitos se fundan en el escaso conocimiento alcanzado por
la Neurociencia sobre cómo funciona el
cerebro y, por tanto, se cuestiona el uso que ciertos autores dan a datos de
corto alcance o escasamente probados, para aportar claves en la mejora de los
sistemas educativos.
Entre estos neuromitos Codina
Felip (2014) en Pérez Zafrilla (2019) los resume en:
1) Las personas sólo utilizan el 10% de su cerebro.
2) El cerebro tiene una capacidad ilimitada.
3) Se puede mejorar la
memoria.
4) La teoría de las inteligencias múltiples.
5) Todo lo importante para el cerebro se determina entre los 0
y 3 años.
A estos se le suman: los
hemisferios cerebrales son independientes, la gimnasia cerebral favorece la
conexión entre los hemisferios, el azúcar reduce la capacidad atencional, en
Carballo (2019).
En este orden de ideas, la Neuroeducación está lejos de ser una metodología que a partir de recetas mágicas le diga a la Educación como mejorar a través de estos neuromitos. Una vez aclarados, cuales son estos neuromitos y dejándolos de lado, podremos discutir respecto de la integración de la Neuroeducación por el profesor de aula.
Entre los argumentos a favor de
la inclusión de la Neuroeducación en el aula podemos encontrar:
Desde
Ocampo (2019) se afirma que debido a que el aprendizaje está íntimamente relacionado con el funcionamiento cerebral, la
inclusión de la neurociencia es altamente
conveniente para la Educación. En tanto, Pérez Zafrilla (2019) señala que
conociendo cómo funciona el cerebro es posible diseñar sistemas educativos que
se ajusten al cómo el cerebro asimila más fácilmente el conocimiento.
Para
Araya- Pizarro & Espinoza (2020) el
vínculo entre Neurociencias y Educación permite establecer un nexo a partir del
aprendizaje, indicando que el proceso de enseñanza-aprendizaje será efectivo si
se intenciona el aprendizaje de los estudiantes considerando componentes
cognitivos y emocionales. En este escenario, la Neuroeducación es un
área potencial para optimizar
estrategias educativas basadas en el estudio tanto teórico como empírico
de los procesos mentales del cerebro.
Entre los
argumentos en contra de la inclusión de la Neuroeducación en el aula, se
encuentran:
Carballo
(2019) afirma que entre los obstáculos entre la Neurociencia y la Educación se
encuentran el que estas disciplinas no tienen los mismos objetivos de
investigación, ni la misma aproximación teórica, ni metodológica en su estudio
del aprendizaje. Asimismo, que estudios
de áreas como genética o neurología tienen nulo o escaso impacto en la Educación,
debido a la dificultad de llevar las conclusiones a la práctica docente.
Vos
(2016) se pregunta: “¿Dónde está la Educación en la Neuroeducación?”, escrito
donde critica a la Neuroeducación por no ser suficientemente científica y
populizar la ciencia real.
Cigman y
Davis (2009) en Ocampo (2019) afirman que la Neurociencia no podría dar cuenta
de la naturaleza del aprendizaje.
Pues
sí, el puente entre la Educación y la Neuroeducación es el aprendizaje, es indiscutible. Una diseña el cómo enseñar a partir de diversas estrategias y la otra le
dice qué puede hacer para enseñar, basándose en el conocimiento del cerebro. No
obstante, como afirma Carballo, existe el desencuentro tanto en objetivos,
metodología y fundamentación teórica, lo cual hace que este diálogo no llegue a
las aulas.
Existe
una gran distancia entre lo que se conoce desde la Neurociencia y lo que en
realidad puede ser aplicado en una sala de clases; más aún, si se pretende que
la Neuroeducación sustituya las prácticas pedagógicas obsoletas y sin mayor
impacto, claro está, que es la pedagogía quien debe hacerse cargo de
desarrollar las estrategias para la enseñanza y aprendizaje, y, es aquí que la
Neuroeducación puede aportar al diálogo, con directrices, tales como que la
emoción es un componente esencial para el aprendizaje, que existe la
plasticidad cerebral, que el tiempo de atención de los estudiantes es de diez
minutos, la mejor herramienta para enseñar y aprender es la palabra; que comer
bien, dormir lo suficiente y cierto ejercicio físico ayudan a aprender mejor; una
buena clase debe iniciar con lo que más interesa a los estudiantes, que las preguntas son fundamentales para guiar
el estudio, para recuperar lo que se quiere se debe guiar el estudio en vez de
repetir el contenido. No es recomendable
que la lectura global reemplace a la
fonética.
Pero, algunas de estas indicaciones, ya se habían planteado en Educación. Efectivamente sí, pero no se no tenían la base científica de la Neurociencia. Y se suscita el problema de la aplicabilidad. Haciendo un mea culpa desde la pedagogía, las directrices están, pero si no están incorporadas en los currículos y reglamentos educacionales, el profesor no las aplica; sino se le dice cómo incorporarlas, sencillamente no se hace; transformándose en ideas vagas, que están, han estado, pero no se llevan a la práctica. Tomando las palabras de Vos (2016) “¿Dónde está la Educación en la Neuroeducación?”, es un llamado de atención, en el que la Educación está al debe en este diálogo con la Neurociencia.
Tomado de Carballo (2019)
No
obstante, se está trabajando en estudios que sí permitan llevar la Neurociencia
al aula, por ejemplo, cita Carballo (2019) el papel de las funciones ejecutivas
en los procesos de aprendizaje y adaptación y como promover su uso de manera
contextualizada, trastornos en el neurodesarrollo y dificultades de
aprendizaje, es de esperar que estas iniciativas tengan éxito, en pos del
aprendizaje.
Referencias.
Araya-Pizarro,
S.C., Espinoza Pastén, L. (2020). Aportes desde las neurociencias para la
comprensión de los procesos de aprendizaje en los contextos educativos.
Propósitos y Representaciones, 8(1), e312. Doi:
http://dx.doi.org/10.20511/pyr2020.v8n1.312
Carballo
M., A. (2019). Posibilidades y limitaciones de la Neuroeducación. Mente y
Cerebro, (98), 26-32. https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/526533
Vos,
J.D. (2016). ¿Dónde está la Educación en la Neuroeducación. Teoría y critica de
la psicología, 8. http://teocripsi.com/ojs/index.php/TCP/article/view/153
Ocampo,
J. C. (2019). Sobre lo “neuro” en la Neuroeducación: de la psicologización a la
neurologización de la escuela. Sophia: Colección de la Educación, 26(1), pp.
141-169.
Pérez
Zafrilla, P. J. (2019). De los neuroerrores de la neurociencia a los neuromitos
de la Neuroeducación. En Elena Nájera,
Antonio de Murcia, Jorge Pulla (Eds.). Intereses filosóficos del presente (pp. 97-107).
Societat de Filosofía del País Valencià.
http://www.uv.es/sfpv/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.
Recibirás pronta respuesta y si lo deseas, información extra sobre el tema.