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De lunáticos, hombres lobo, cortarse
el pelo y más, nuestro satélite natural tiene un halo misterioso, pero lo
cierto es que ¡sí! la Luna influye sobre
la dinámica de la Tierra, lo cual pasaremos a revisar.
Créditos: teosfera.com
El efecto que más conocemos de la Luna sobre la Tierra son las mareas. Las mareas se originan debido a la atracción gravitatoria lunar; pese a lo que creemos, en realidad, la Luna no gira en torno a la Tierra, sino que la Tierra y la Luna giran en torno al centro de masas de ambos, siendo las mareas consecuencia de la diferencia gravitatoria entre dos lados opuestos de la Tierra. Al ser la Tierra un cuerpo grande, la gravedad que sobre ella ejerce la Luna es distinta en cada uno de estos lados, en el punto más próximo a la Luna esta atracción (que actúa como un estiramiento) es mucho mayor, como resultado, el nivel de los océanos sube.
Para saber más visita: https://www.youtube.com/watch?v=UHPQNDDrOQk
Créditos: La influencia de la Luna, Universitat Jaume I
¿Pero por qué este efecto gravitatorio
afecta el agua? Como nuestro planeta es una masa sólida, la deformación de esta
diferencia gravitatoria afecta más a las aguas y a la atmósfera, provocando que
el nivel de los océanos suba y baje dos veces al día. Imaginemos que la Luna “tira”
de los océanos hacia ella y hace que la Tierra se abulte ligeramente, este abultamiento
crea las mareas; ya que cuanto más cerca están dos objetos, mayor es la fuerza
con la que se atraen entre sí.
Créditos: alcaidesamarina.com
Existen dos tipos de mareas:
Las mareas de aguas
vivas o altas, ocurren cuando la atracción lunar se suma a la atracción del
sol, por tanto la fuerza gravitatoria es doble. Este fenómeno se da en las
fases de luna llena y luna nueva. La marea alta se produce en la parte del
planeta más cercana a la Luna, pero cuando ésta se encuentra alineada con el
Sol y la Tierra, haciendo que los puntos
de atracción solar y lunar coincidan.
Las mareas de aguas
muertas o bajas, ocurren cuando hay oposición de fuerza entre la Luna y el Sol, al encontrarse estos
astros en ángulo recto vistos desde la
Tierra; esto sucede en la fase de cuarto creciente o menguante.
Créditos: BiosurfCamp
Rotación y estaciones
El eje de rotación de nuestro planeta
está inclinado unos 23,5º respecto al plano orbital que describe alrededor del
Sol. ¿Pero qué tiene que ver la Luna?
Esta inclinación se debe a la formación
de nuestro satélite natural a partir del choque de Theia con la proto-Tierra,
de cuya colisión se desprendió una pequeña masa rocosa, nuestra Luna, hace
4.000 millones de años.
Créditos: astrobitos.org
¿Qué efectos causa esta inclinación en
el eje de rotación de la Tierra?
Afecta a las estaciones del año. Cuando
la inclinación del eje de la Tierra hace que el hemisferio
norte quede más expuesto al Sol, es
verano y es invierno en el hemisferio
sur, el cual queda menos expuesto al Sol; esta exposición se invierte al cabo
de seis meses, por el movimiento de traslación de nuestro planeta. Este
fenómeno no solo provoca las estaciones, sino que permite el clima
característico de cada una de ellas.
Estabiliza el clima y con ello
permite la vida
Luna no solo provoca las mareas debido
a su influencia gravitatoria, sino que
también estabiliza el clima de la Tierra. Un efecto asociado a este
fenómeno es que las mareas frenan a la
Tierra en su rotación (la que pierde energía debido a la fricción de los
océanos con el fondo del mar), por tanto, la Luna estabiliza la velocidad de rotación de
la Tierra y, dado que el sistema Tierra-Luna tiene que conservar el momento
angular, la Luna lo compensa alejándose, aproximadamente cuatro cm cada año,
como se ha demostrado a través de mediciones con láser de esta la distancia.
La inclinación
de 23,5 grados del eje terrestre se debe a que la Luna la mantiene a la Tierra bajo
control. El ángulo de 23,5 grados garantiza que el clima de nuestro planeta sea
seguro para vivir, ya que una inclinación más exagerada causaría estaciones más
extremas.
Créditos: geogebra.org
Ritmo vital: calendario y
ciclo sueño- vigilia.
En el calendario lunar,
llamamos “mes lunar” a cada período
comprendido entre dos momentos en que la luna se halla exactamente en la misma
fase (creciente o menguante). Cada mes lunar corresponde a 29,53 días solares;
las fases lunares se producen por la interacción entre los movimientos del Sol,
la Luna y la Tierra.
Durante un año la luna realiza trece recorridos en torno a la tierra, donde la luna hace un giro alrededor de la tierra en 28 días, pero como la Tierra avanza en su recorrido solar, a los 28 días debemos sumar un día y medio para que se repita la misma fase entre el Sol, La Tierra y la Luna.
Créditos: es.wikipedia.org
Como se dijo anteriormente, la Luna tarda
28 días en realizar una órbita alrededor de la Tierra, pero además, este es el
mismo tiempo que demora en girar sobre su propio eje y es esta la razón por la cual vemos siempre su
misma cara.
Por otra
parte, se ha confirmado científicamente que existe una correlación entre las
fases de la Luna y los ritmos biológicos del ser humano durante el sueño. Científicos suizos
observan que en la fase de Luna llena, las ondas delta cerebrales medidas por
medio de un del electroencefalograma (EEG) se reducían un
30% durante el sueño NMOR (sueño profundo). Durante esta fase se observaron
niveles menores de Melatonina, hormona que regula
los ciclos
de sueño-vigilia.
Eclipses
Entre los fenómenos
provocados por la Luna, se encuentran
los eclipses.
Los hay lunares, los que consisten en la interposición de la Tierra entre el
Sol y la Luna; estos se producen dos veces al año. Además, están los eclipses
solares, que suponen la interposición de la Luna entre el Sol y la Tierra, los
cuales pueden ser totales, parciales y
anulares. Se pueden ver dos al año.
Relación con los Ciclos de
Milankovic
A escala planetaria, las variaciones de los patrones orbitales
Tierra / Luna y Tierra / Sol derivan en
distintos ciclos con un espectro amplio
de frecuencias, los que van desde la
“banda de frecuencias del calendario” a la “banda galáctica”; encontrándose en la parte media de frecuencias “la banda de Milankovic”, esta banda integra los
ciclos asociados a los elementos orbitales de la Tierra en el Sistema Solar con
periodos de decenas hasta
cientos de miles de años, estos ciclos nos permiten explicar los cambios climáticos.
Existen tres ciclos orbitales o ciclos de Milankovic: precesión, oblicuidad y excentricidad. Estos movimientos nos son imperceptibles; además encontramos los ya conocidos ciclos de rotación de la Tierra sobre sí misma y traslación alrededor del Sol, los que según Martínez et al. (2017) se describen como sigue.
Ciclo
de Precesión de los Equinoccios
El planeta Tierra no es homogéneo. La
desigual distribución de las masas continentales hacia el hemisferio norte genera en nuestro planeta un movimiento de
precesión, similar al de un trompo, oscilando sobre su eje, el cual en el caso de la Tierra, ésta se bambolea levemente hacia la derecha, imperceptiblemente en la
escala de tiempo humana, pero evidente
a nivel geológico. A causa de este movimiento, aparece una inversión en el
hemisferio de la Tierra que recibe el mayor influjo de radiación cuando se
halla más cerca del Sol, aproximadamente cada 11000 años.
El resultado de este movimiento lo
conocemos como solsticio y equinoccio;
es un efecto directo de la fuerza ejercida por el sistema Sol-Tierra-Luna y,
sobre todo, por la torsión que ejercen las mareas que ocasiona la Luna. Cuando
el hemisferio que recibe la radiación solar directamente se halla a la mínima
distancia del Sol, es verano y será
invierno en el hemisferio que se encuentra a la máxima distancia del Sol.
Ciclo de Ubicuidad
El plano de la órbita de la Tierra alrededor
del Sol no es ortogonal a su eje de rotación. Este eje se halla actualmente a
una inclinación de 23º 27’; este ángulo se denomina oblicuidad de la eclíptica
y se debe a la influencia de la
Luna y su distancia mínima (perigeo) que
es de 356.000 km a la Tierra y máxima (apogeo) que es de 406.000 km.
La oblicuidad de la Tierra es
determinante para que existan las estaciones, debido a que en un momento de la
trayectoria traslacional de nuestro planeta alrededor del Sol, la luz de este astro incide
directamente sobre un hemisferio, dando lugar al verano, mientras en el
hemisferio opuesto, los rayos solares inciden en forma oblicua, esta atenuación
de la luz solar origina el invierno en este hemisferio.
Créditos: https://www.researchgate.net/publication/321933296
Sin embargo, la oblicuidad de la Tierra
no es constante en el tiempo, ya que el ángulo de oblicuidad terrestre disminuye
a razón de 48 segundos de arco en cada siglo y seguirá en disminución durante
varios miles de años más, hasta alcanzar aproximadamente 22°, después de lo cual
volverá a aumentar. Estas variaciones en la oblicuidad generan cambios climáticos,
dando lugar a veranos e inviernos suaves; pero cuando la oblicuidad es baja (alrededor de 22º) se
originan veranos sofocantes y calurosos, seguidos de inviernos muy fríos y
rigurosos cuando los ángulos son altos (alrededor de 25º). Este fenómeno
cíclico ocurre en periodos de aproximadamente 41000 años.
Créditos: https://www.researchgate.net/publication/321933296
Ciclo de Excentricidad
La excentricidad define la forma más o
menos elíptica de la órbita y, con ello, la diferencia que existe entre el
perihelio y el afelio, que actualmente ronda los 5 millones de km. El modificar
la distancia entre el centro de la elipse y uno de sus extremos, influye en la
distancia respecto al Sol y, por tanto, en la cantidad de radiación que
recibimos.
Una mayor excentricidad produce una mayor diferencia en la radiación solar entre afelio y perihelio, aunque también determinará que el movimiento de la Tierra en torno al Sol sea menos uniforme, moviéndose más deprisa en la época del año que está más próxima al Sol.
Créditos:
La excentricidad regula fuertemente
los cambios en la radiación solar para cada estación y cada latitud asociados a
la precesión de los equinoccios; como consecuencia de este fenómeno, en el que
influye la gravedad del Sol, la Tierra puede experimentar cambios climáticos.
Fuentes
Martínez, M., Lorenzo, E., Álvarez, A. (2017). Los Ciclos de Milankovitch: Origen, Reconocimiento, Aplicaciones en Cicloestratigrafía y el estudio de Sistemas Petroleros. Revista Científica y Tecnológica UPSE, 4(3), 56 -65
Ong Cheon, R. (2017-2018). La influencia de la Luna. Universitat de Jaume I.
Buenas noches, me pareció muy interesante, aprendí cosas que no sabía de la luna y si, soy una Amante de la luna .. Saludos
ResponderBorrarGracias por comentar. Somos varias con selenofilia. Si necesitas más información, puedes pedirla mediante el formulario del blog.
ResponderBorrarSaludos.
Saludos.