Desde niños nos han
enseñado el Método Científico como reglas metodológicas generales (observación, formulación de
hipótesis, contrastación empírica de hipótesis por medio de predicciones,
revisión de las hipótesis a la luz de la evidencia empírica), las cuales
debemos aplicar al pie de la letra.
Sin embargo, P.
Feyerabend sostiene que hay muchos métodos científicos, dependiendo de cada
disciplina, que son revisables y cambian con el tiempo y el contexto. Por
ejemplo, está el caso de la Biología, la cual tiene áreas de estudios como la
evolución que siguen el método histórico.
Hay ocasiones en
las cuales no podemos seguir la receta del científico al pie de la letra, no
podemos viajar al pasado para, por ejemplo, experimentar con dinosaurios, pero
sí se cuentan con otras herramientas como el registro fósil. Si hablamos de evolución, existen especies
extintas, volvemos a lo mismo, la receta no se puede utilizar, pero si recurrir
a utilizar otras técnicas que nos permitan acercarnos al fenómeno que deseamos
estudiar.
Lo anterior no es
exclusivo de áreas vinculadas con la Biología, sino también ocurre con la
Astronomía y la Astrobiología; no se ha creado una máquina del tiempo que nos
permita viajar al inicio del Universo, ni la tecnología que nos permita visitar
un agujero negro; sin embargo, se han creado instrumentos que permiten realizar
observaciones, aunque no sean in situ, con las cuales podemos acceder al
fenómeno que queremos estudiar.
En los casos
anteriores, en que no podemos estar “con las manos en la masa”, experimentando,
es que se aplica el método inductivo. Este método lo podemos encontrar en diversos estudios. Los invito a que hagamos una revisión del método
inductivo a partir de un artículo periodístico de la Revista Muy Interesante.
Podría haber un 'anti-universo' retrocediendo en el
tiempo.
Esta “disparatada teoría”,
para algunos científicos, propone la
existencia de un anti-universo que ha retrocedido en el tiempo desde antes del
Big Bang y que permitiría dar una explicación a la existencia de la materia
oscura, una sustancia misteriosa pero abundante que llena nuestro universo (y
que conforma el 80% de la materia del cosmos).
Esta teoría sugiere
que el universo primitivo era pequeño, caliente y denso y lo suficientemente
uniforme como para que el tiempo pareciera simétrico hacia adelante y hacia
atrás. De esta manera, existirían paralelamente, nuestro universo que avanza en
continua expansión y otro universo gemelo, moviéndose hacia atrás. El tiempo
iría al revés, empezando con el Big Bang.
Si esta teoría
fuese cierta, la presencia de un anti-universo espejo, podría significar que la
materia oscura no sería tan misteriosa, sino simplemente un nuevo tipo de
partícula fantasma llamada neutrino y que no existió ningún período de inflación
que expandiera rápidamente el universo primitivo.
Esta teoría se basa
en lo que los físicos llaman las tres simetrías fundamentales de la naturaleza.
En el Modelo Estándar de Física de Partículas las tres simetrías son: carga,
porque al invertir la carga de una partícula en una interacción resultada una
carga igual y opuesta; paridad, porque la imagen especular de una interacción
de partículas tendrá el mismo aspecto que el original; y tiempo, porque las
interacciones que retroceden en el tiempo tienen el mismo aspecto que el
original.
Sin embargo, nunca
podríamos acceder a nuestro universo gemelo o anti-universo porque existe
"detrás" de nuestro Big Bang, antes de que comenzara el nuestro en el
que existimos. Es como si nos encontráramos en una película del universo Marvel
centradas en los multiversos. Por
ejemplo, si los físicos pudieran medir de manera concluyente, las masas de los
neutrinos, y uno de ellos resulta que no tiene masa, reforzaría en gran medida
esta teoría de la existencia de un universo simétrico que retrocede hacia atrás
en el tiempo.
Los científicos han
podido detectar este “anti universo” a través de ondas de radio (uno de los
instrumentos que nos permiten conocer lo que sucede en el cosmos). Es decir, no
podemos hacer experimentos directos, de ahí que esto se trate de una
investigación científica a través del método inductivo (que consiste en extraer
conclusiones de la observación de fenómenos naturales). Si algún día pudiésemos
experimentar con el tiempo en un laboratorio sabríamos que hay antes del Big
Bang (si es que lo hay), hasta entonces, el método inductivo es lo que nos tenemos
para realizar este tipo de descubrimientos.
Créditos de imagen: Revista Muy Interesante.
Método
deductivo.
En el método deductivo
colocamos a prueba una hipótesis mediante la experimentación. Los adelantos tecnológicos
en el estudio del Universo, han llevado a poder obtener muestras y lograr
experimentar o bien, medir temperaturas, longitudes de onda, etc.
Como
se muestra en el siguiente texto, el método deductivo parte de una hipótesis (algunos
núcleos activos galácticos brillan con intensidad visible y otros parecen atenuados
debido a un agujero negro inmenso rodeado por una nube de polvo y gas que lo
alimenta, pero que también lo oculta) e intenta confirmarla a través de la
experimentación.
Créditos de imagen:
El Pais.es
Encontrado
un agujero negro oculto en una rosca de polvo cósmico
La observación de
una galaxia lejana apoya la idea de que en su interior se encuentran agujeros
negros supermasivos con comportamientos similares que condicionan su evolución.
Los núcleos galácticos activos, como se denomina actualmente a estos objetos,
son regiones del centro de una galaxia que no brillan por tener muchas
estrellas; se trata de acumulaciones de polvo cósmico y gas en torno a un
agujero negro supermasivo que no es capaz de devorar tal cantidad de materia; las
fuerzas gravitatorias y la fricción a las que se somete el agujero, hacen que se eleve la temperatura
y se genere una intensa radiación electromagnética.
La observación
desde la Tierra de esa radiación es un fenómeno que ha confundido y a la vez fascinado
a los astrónomos. Algunos de estos núcleos concentran luminosidades miles de
veces mayores que la de la Vía Láctea en regiones del tamaño de nuestro Sistema
Solar y, es precisamente en estos lugares que se han detectado imágenes de radio en las que hay movimientos
que parecen superar la velocidad de la luz.
Existe un modelo teórico que intenta unificar a todos
estos núcleos, ya que algunos brillan con intensidad visible y otros parecen
más atenuados y requieren otros instrumentos para su observación; no obstante,
todos tienen una estructura básica: un agujero negro inmenso en el centro
rodeado por una nube de polvo y gas que lo alimenta, pero que también lo
oculta.
Un estudio
publicado en la Revista Nature, da cuenta que un equipo internacional de
científicos, liderado por la investigadora Violeta Gámez Rosas, apoya esta teoría de
unificación. Estos investigadores pusieron a prueba esta hipótesis en el centro
de la galaxia Messier 77, situada a 47 millones de años luz de la Tierra, en la
constelación Cetus. Para tal efecto, se utilizó un instrumento llamado MATISSE,
el que puede combinar varias unidades del Telescopio Muy Grande (Desierto de
Atacama, Chile).
Con ese instrumento, se puedo observar el
polvo y medir su temperatura a través de la radiación infrarroja, y se realizó un trabajo de análisis, el cual que incluyó
nuevas imágenes en frecuencias de radio. El uso de estos instrumentos permitió
develar lo que ocultaba la rosca (en geometría se conoce como un toro) de polvo
y gas que rodea el centro de la galaxia y localizar el agujero negro en su
interior.
La naturaleza de
los agujeros negros supermasivos con su posición central en las galaxias, su poderío
gravitatorio y sus entornos es un factor
crítico para entender la evolución del universo.
Se sabe que Sagitario A*, el agujero negro ubicado en el centro de la Vía
Láctea, no tiene a su alrededor un núcleo activo; esto se debe a la cantidad de
materia que se encuentra a su alrededor.
El resultado de
esta investigación apoya la teoría unificada de los núcleos activos galácticos
y propone que las diferencias de
apariencia encontradas en estos núcleos dependen de la posición desde la cual
los observamos. Sin embargo, los investigadores advierten que aún es prematuro sacar
conclusiones definitivas, este estudio es un primer paso para entender cómo
funcionan estos núcleos galácticos activos; al respecto, existe un debate
respeto a la relación entre los agujeros negros ubicados en el centro de las
galaxias y su papel en la formación de estrellas. Algunas hipótesis indican que
la activación del medio interestelar
favorecería la formación de estrellas, otras plantean que los agujeros expulsan
el material y otras que un sobrecalentamiento del medio interestelar haría
exceder la temperatura ideal para convertirse en un vivero de estrellas.
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