El hablar de nombre y género de los microorganismos, lleva inmediatamente al concepto de taxonomía. La taxonomía corresponde, según Forbes (2009), a un área de la Biología que abarca tres disciplinas interrelacionadas, las que incluyen la clasificación, la nomenclatura y la identificación de los organismos.
La
taxonomía otorga un idioma común mediante la nomenclatura, el cual permite
unificar el nombre de los microorganismos (y el resto de los organismos).
Se
conocen alrededor de 11 mil especies de microorganismos
de un billón de especies estimadas en la
Tierra (Fuentes, 20202), sin la taxonomía sería imposible tener un sistema de
clasificación, denominación e identificación de estos.
El padre de la Taxonomía es Carl Von Linné. Como señala Osorio (2021), Linneo fue quien clasificó los entes naturales en tres grandes reinos, reino animal, reino vegetal y reino mineral; incorporando a los “animalículos” en la clasificación universal de los seres vivos y vislumbró que podían ser agentes causales de enfermedad.
Cada
uno de nosotros es identificado por un nombre propio, que consta de un nombre
de pila y el primer apellido. Es así que para nombrar a los microorganismos, la
nomenclatura establece una serie de reglas y normas, proporcionando nombres que
son aceptados por la comunidad científica y por los cuales los microorganismos son reconocidos en todo el mundo.
De
acuerdo con Forbes (2009), el género y la especie corresponden a los grupos taxonómicos
utilizados por los microbiólogos, dado
que las reglas que rigen la nomenclatura microbiana se limita a estas dos denominaciones.
Antes de explicar la nomenclatura microbiana, es necesario clarificar qué es especie
y género.
Imagen 1: Escala taxonómica
Especie y género.
La especie corresponde al grupo taxonómico más elemental, Forbes (2009) la define, desde el punto de vista microbiológico, como una colección de cepas bacterianas que comparten características genéticas, fenotípicas (aunque causa muchas confusiones y falsos parentescos) y fisiológicas, las que se diferencian notoriamente de otras especies bacterianas.
Además,
se identifican subgrupos taxonómicos dentro de una especie, llamados
subespecies y, existen grupos ubicados por debajo del nivel de subespecie que
comparten características específicas, las cuales se designan como biotipo, serotipo
o genotipo.
Para
Forbes (2009) el género corresponde al siguiente taxón más alto en la escala
taxonómica (ver imagen 1) y comprende
especies diferentes que comparten varias características importantes, pero se
pueden diferenciar lo suficiente para mantener
su estatus de especies individuales.
Nombremos microorganismos
Créditos: Revista Investigación y Ciencia.
Ahora bien, para nombrar a los microorganismos se utiliza un sistema de nomenclatura binomial “dos nombres”; a cada microorganismo se le otorga un nombre de género y otro de especie los cuales derivan del latín o del griego. En otras palabras, cada microorganismo recibe un “nombre científico”, el cual se compone en un primer término del género, el cual la primera letra se escribe con mayúscula y el segundo componente corresponde a la especie, la cual se escribe todo con letra minúscula.
Como
lo hace notar Arija (2012), el nombre científico (Género + epíteto específico)
es exclusivo para individuos de una
especie; en tanto el género puede ser común a varias especies que están estrechamente
emparentadas.
Género
y especie deben utilizarse siempre de manera simultánea y se escriben en cursiva
en la escritura impresa y cuando se
escriben manualmente deben ser subrayados. Por ejemplo los estreptococos Streptococcus
pneumoniae, Streptococcus pyogenes;
también es válido abreviar usando la primera letra mayúscula del género seguida
por un punto (.) y el nombre completo de la especie (el que nunca se abrevia);
por tanto el ejemplo abreviado seria: S. pneumoniae, S. pyogenes.
Para saber más visita: https://www.youtube.com/watch?v=JbilNLxpnWE
Cabe
señalar que los nombres científicos de los microorganismos pueden cambiar, ya
que el sistema de clasificación e identificación están en constante revisión;
es así que una especie puede cambiar a otro género o se le puede dar el nombre de un género nuevo. Estos cambios
están documentados en el International Journal for Systematic Bacteriology.
En
el caso de existir los cambios antes citados, se utiliza la designación del género nuevo,
pero se continúa empleando la designación anterior entre paréntesis, tal es el
caso de Stenotrophomonas (Xanthomonas) maltophilia.
Arpajón
et al. (2014) indican que actualmente no existe un manual especifico donde se
agrupen todos los aspectos de gramática sobre los nombres de los
microorganismos; sin embargo, en el Código Internacional de Nomenclatura
Bacteriana se encuentran directrices que
deben ser consideradas a la hora de escribir correctamente el nombre de los
microorganismos.
Sin embargo, la historia no termina acá...
Claros y Comín (2021) se preguntan ¿Qué hacer si microorganismos se nombran en latín y se acompañan de artículo? ¿Los Clostridium y las Bifidobacterium o Clostridium y los Bifidobacterium? Revisando la literatura, los científicos se ahorran la dificultad de preceder el nombre de una bacteria con un articulo y solo se refieren a su nombre científico. Fernando Navarro en su artículo “Problemas de género gramatical en medicina”, plantea que en el idioma español el artículo que acompaña a un nombre científico de un microorganismo, como por ejemplo una bacteria se asigna a partir del género en latín, donde el femenino se conserva y el masculino o el neutro en latín corresponden en español al género masculino.
Sin embargo,
existen excepciones a la regla, tal como plantean Claros y Comín (2021)¿Por qué
en el segundo caso si en latín es de género neutro en castellano es
femenino? Con todo esto quién se atreve
a elegir el género del artículo que acompaña al nombre científico.
(Con razón no colocan
el artículo anteponiendo el nombre de las bacterias ¿o los bacterios? en los
paper…)
Fuentes:
Arija, Carmen M. (2012). Taxonomía, Sistemática y Nomenclatura, herramientas esenciales en Zoología y Veterinaria REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria. 13(7).
Arpajón, Y., Rodríguez, M., Sosa, L. (2014). Habilidades lingüísticas sobre nomenclatura microbiana en profesionales de la salud. Educación Médica Superior. 28(2), 190-198.
Claros, M., Comín,
P. (2021). Artículo definido y nombre científico de los seres vivos: la extraña
pareja. Panace@, 22(53). https://www.tremedica.org/wp-content/uploads/panacea21-53_05_Terminologia_02_ClarosDiaz_CominSebastian.pdf
Forbes,
B. (2009). Bailey y Scott: Diagnostico
microbiológico (12ª ed). Cap. 1 Taxonomía
microbiana. Médica Panamericana
Navarro, F. Problemas de género gramatical en medicina. Tomado de: http://ec.europa.eu/translation/bulletins/puntoycoma/42/navarro.htm
Osorio,
C. (2021). Nota histórica. Revista
Chilena de Infectología. 38 (6),793-797
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.
Recibirás pronta respuesta y si lo deseas, información extra sobre el tema.