Remontémonos hacia
el 10 de agosto del año 2010, día en que
la Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
declara al mundo que se levanta la alerta pandémica, tras superar la pandemia causada por virus de la influenza A (H1N1) iniciada el año
2009, dando inicio al período
post-pandémico. Desde este momento, el
virus de la influenza A (H1N1) se comportaría como un virus estacional, con el
cual en adelante debemos aprender a convivir ya que continuará circulando en
los próximos años y con diversas mutaciones.
Según lo anterior, desde 2011 se han reportado diversos brotes en
América y Europa, aunque limitados a
regiones geográficas específicas, motivo por el cual las diversas autoridades deben
estar alertadas y preparadas para actuar activando los protocolos formulados
durante el periodo pandémico.
Por su parte, en
Chile, el MINSAL en su informe de Influenza Semana
Epidemiológica 1 a 52 de 2011, reportó que pruebas moleculares confirmaron un
virus de influenza triple recombinante (influenza A (H3N2) (SOtrH3N2) con el
segmento M del gen proveniente del virus pH1N1.
UN SÚPER NÙMERO.
Durante el contexto
de pandemia, destacó un número usado en salud
pública, hablamos del número reproductivo
básico (R0), el cual sirve para estimar
la velocidad con que una enfermedad puede propagarse en una población. Además,
este número permite predecir el porcentaje de individuos que enfermarán durante
un brote en una población dada; siendo este último el parámetro que se
pronostica de forma más aceptable mediante las estimaciones del R0.
Esquema 1: Intervenciones para controlar una
pandemia con reducción del RO.
El R0 también se puede aplicar provechosamente para pronosticar (en un modelo simple), la duración de una epidemia (figura 1), dado que tanto el RO como el tiempo que transcurre entre la incidencia acumulada de 5% y la de 95% no dependen de N.
Figura 1: La dependencia de
la duración de la epidemia con respecto la tasa de transmisión en un modelo SIR
En conclusión, la
estimación del R0 en una población puntual es útil para entender la transmisión de una
enfermedad en ella. Si se considera el R0 en conjunto con otros parámetros
epidemiológicos importantes, permite conocer mejor un brote epidémico y
preparar la respuesta sanitaria. No obstante, el R0 por sí solo es una medida insuficiente de la
dinámica de las enfermedades infecciosas en las poblaciones.
Solo queda esperar
que la actual pandemia por COVID-19 siga el mismo curso que la pandemia por A (H1N1).
Fuentes:
Ridenhour, Kowalik, Shay. (2018). Am J Public Health December; 108(Suppl 6):
S455–S465. Spanish. doi: 10.2105/AJPH.2013.301704s
Ministerio de Salud Chile. (2011). Informe de Influenza. Semana
Epidemiológica 1 a 52
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